La migración en América del Sur y Central ha visto importantes cambios en las últimas dos décadas. La migración intrarregional sigue siendo la más importante en América del Sur, sobre todo debido a los movimientos a gran escala de personas migrantes y refugiadas venezolanas en los últimos cinco años. Mientras tanto, la migración desde América Central ha aumentado significativamente en los últimos años. Además, las nacionalidades de las personas migrantes se han diversificado en gran medida, incluyendo a nacionales de países del Caribe y de otros continentes como Asia y África.

Entre los factores que generan estas migraciones, se encuentran las asimetrías de ingresos, la falta de empleo y de oportunidades, acceso limitado a servicios básicos, la violencia social, los conflictos políticos, así como los desastres, incluyendo terremotos y huracanes, la degradación ambiental y los efectos adversos del cambio climático y cambios (percibidos o reales) en las medidas de inmigración en destinos como Norteamérica y Europa. Varios países en América del Sur introdujeron medidas migratorias específicas y por entonces excepcionales para nacionales de países del Caribe y otros continentes en la última década, lo que les permitió residir en estos países de manera regular. 

Con el impacto socioeconómico, sanitario y político de la pandemia de la COVID-19, incluyendo el aumento de xenofobia, sumado a desastres a raíz del impacto de terremotos y huracanes, y cambios en el Gobierno de los Estados Unidos junto a la percepción de cambios en su política migratoria, algunos nacionales de Haití, Cuba, República Dominicana y, países africanos y asiáticos ya residentes en América Latina y otros que llegaron más recientemente, se han visto obligados o tomaron la decisión de migrar a otros destinos hacia el norte del continente para poder cubrir sus necesidades básicas. 

Por ausencia de vías regulares para la mayoría de estos migrantes caribeños y de otras regiones, estos movimientos suelen darse de manera irregular. Cabe aclarar que algunas personas migrantes del Caribe y países africanos y asiáticos tienen hijos e hijas de nacionalidad de un país sudamericano, por lo que no se trata exclusivamente de migrantes caribeños y de otras regiones, sino también de nacionales de países de Sudamérica en tránsito hacia América del Norte. 

En este sentido, la OIM ha solicitado la suma de 74,7 millones de dólares EEUU para poder responder a las necesidades vitales de la cifra cada vez mayor de migrantes vulnerables en tránsito; y también para que los actuales países de destino puedan mitigar los impactos negativos de la crisis y otros factores socioeconómicos que a menudo golpean a los migrantes en primer lugar y de forma más violenta. La asistencia incluye alimentos, ropa, servicios sanitarios y apoyo psicosocial, albergue seguro, y protección para víctimas y personas en riesgo de sufrir violencia de género y trata de personas. 

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